Un baño caliente puede ser relajante para tu recién nacido, pero esto no significa que tengas que bañarle todos los días. Lo importante es mantenerlo limpio y cómodo, y esto no solamente se puede hacer mediante un baño. El día que no le bañes, mantén su cara, sus manos y las zonas íntimas bien limpias. Lee como bañar a tu bebe y cuando bañar a tu bebe.
El baño, por ejemplo, es una de las estancias de la casa, junto con la cocina, donde se producen más accidentes domésticos con niños. De hecho, su mayor peligro es el agua, que también puede provocar accidentes graves como resbalones, caídas, quemaduras y ahogamientos.
Pero el baño también esconde otros peligros más o menos insidiosos que pueden evitarse tomando unas sencillas precauciones.
Cuando bañar al bebe
Un baño puede representar una señal de que el día está llegando a su fin, pero no es imprescindible siempre.
A algunos niños les resulta incómodo desnudarse y sumergirse en el agua, así que se rebelan contra el baño. Si observas que a tu bebé no le resulta agradable el baño o el ritual del mismo es una fuente de estrés para él y para ti/vosotros, elige una rutina de días alternos o similar y limpia solo las partes más importantes.
Ten en cuenta que los baños demasiado frecuentes también pueden secar en exceso la delicada piel del bebé.
El agua caliente, tal cual, ya está bien, pero si deseas usar jabón, opta por las versiones naturales y más suaves, adecuadas para la piel sensible de tu hijo.
Como limpiar al bebe
Asegúrate de que la temperatura de la habitación donde bañas a tu bebé sea cálida y cómoda (alrededor de 20-22 grados o más) y mantén el pañal limpio y la ropa para cambiarle a mano.
Lavar la cara del bebe
Para lavar la cara del bebé en lugar del agua utilizada en el baño, puedes utilizar agua estéril (que previamente habrás hervido y enfriado). Lávale la cara antes de meterle en el agua de la bañera. Quítale la ropa, pero deja el pañal y envuélvelo en una toalla si hace frío. Moja una gasa de algodón con agua y pásala por los ojos desde el lado de la nariz hasta las orejas. Con otra gasa haz lo mismo con el otro ojo. Luego usa otra toalla de algodón húmeda y limpia para la boca, nariz, orejas y cuello, prestando especial atención a los pliegues del cuello.
Lavar la cabeza del bebe
Requiere una cierta destreza que irás adquiriendo, pero la idea es sostener al bebé con el antebrazo izquierdo, dejando sus piernas por debajo de tu axila derecha. Coloca la cabeza del bebé en el borde de la bañera o del barreño y moja su cabeza con un paño suave o esponja blanda.
Utiliza un champú suave adecuado para recién nacidos y enjuágale con el paño mojado, la esponja, o vierte un poco de agua, con la mano derecha libre, sobre la cabeza del niño.
Seca su cabeza con una toalla suave.
En la bañera
Cuando el agua esté a la temperatura adecuada (35-37 grados), desviste al niño y sumérgelo con ambas manos en el agua, asegurándote de que la cabeza y el cuello tengan el soporte correcto y estén fuera del agua. En general, si empleas una bañera para bebés tendrá un soporte para mantenerlos incorporados. De todos modos, a algunos niños les encanta quedar tumbados en el fondo de una bañerita lisa; puede ser una opción siempre que se preste mucha atención a que la cantidad de agua deje libre su nariz y boca y gran parte de la cara para más seguridad.
Si la bañera no tiene el soporte adecuado, sostén al niño con una mano detrás del cuello y la cabeza, y con la otra ve lavándolo suavemente como muestra la siguiente imagen. Puedes usar una esponja o paño suave si lo prefieres.
Presta especial atención a los pliegues de la piel, donde puede quedar oculta la suciedad (orina o heces residuales).
Sácalo del agua con ambas manos y envuélvelo en una toalla suave. Frótale suavemente y verifica que queda bien seco incluso detrás de las rodillas y debajo de la barbilla antes de vestirlo.
Seguridad
Nunca dejes al niño solo en el baño, ni siquiera por un segundo, porque los niños pequeños pueden ahogarse rápidamente en unos pocos centímetros de agua.
Si tienes que salir de la habitación, lleva al bebé contigo envuelto en una toalla.
Cuando hayas llenado la bañera, mézclala bien y mide la temperatura antes de sumergir al bebé (con un termómetro específico, de ser necesario). Si necesita agregar agua caliente o fría para alcanzar aproximadamente 37 °, recuerda volver a mezclar el agua antes de revisar la temperatura de nuevo.
Comprueba que la bañera que has comprado cumple con las normas de seguridad.
Cuando no puedes bañarle
La cara y la zona del pañal son los puntos principales para mantenerlos limpios y requieren ser higienizados a menudo.
Siempre lave la cara del pequeño primero si usa la misma toalla. Si emplea dos paños diferentes para secarle, el orden en que los lava no es importante.
En los primeros días, en el hospital, las enfermeras o auxiliares te mostrarán cómo lavarle la zona íntima al cambiarle el pañal, debajo del grifo del baño (la temperatura adecuada puede probarse con el codo).
En este caso, el niño se sostiene sobre tu antebrazo sujetándolo boca abajo, sobre el estómago, y con tu mano libre podrás limpiarle con cuidado.
Como alternativa al cambio de pañal en el cambiador, puedes utilizar discos de algodón húmedo, siempre limpiando los genitales de adelante hacia atrás y no al revés, para no arrastrar heces a las vías urinarias; esto es especialmente relevante para las niñas.
En ausencia de agua, también se puede recurrir a las toallitas limpiadoras* para arrastrar la suciedad en el cambio de pañal, pero lo ideal al llegar a casa será recuperar la higiene con agua y jabón suave.
Para el rostro, es recomendable lavarlo al principio humedeciendo una gasa de algodón con agua hervida y enfriada, como hemos explicado anteriormente.
* Como preparar tus propias toallitas limpiadoras.
Recorta en cuadrados o rectángulos del tamaño que te convenga, una toalla usada y suave al tacto. Si le haces un dobladillo evitarás que se deshilache. Puedes humedecerlas por la mañana con agua caliente y almacenarlas en un recipiente isotérmico para que se mantengan tibias y listas para su uso. La mezcla para humedecerlas se compondría de una taza de agua hirviendo, escamas de jabón de Marsella, 3 gotas de lavanda y una cucharada de aceite vegetal.