Muchas madres están preocupadas y ven con cierto miedo el momento de comenzar la lactancia. Nadie ha dicho que siempre sea fácil y que nunca resulte doloroso, pero lo cierto es que es parte de nuestro instinto innato el alimentar a nuestro bebé.
El instinto debe ser escuchado con atención, sin interferencias, sin miedo, con tiempo suficiente y prolongado, probando, cometiendo errores y soltándose cada día un poquito más hasta que madre e hijo viajan hasta su equilibrio común.
El reflejo de succión es un instinto innato.
En el útero, tu bebé succiona todo lo que le cabe en la boca: desde sus pequeñas manos hasta el cordón umbilical e incluso lamiendo por el camino la placenta. Pero una vez nacido, con mil interferencias, las emociones de su madre que le llegan como un huracán, el exceso de estímulos, las prisas, etc., no será fácil identificar y dar a la primera con el pezón de mamá, y succionar correcta y eficientemente. Así pues, además de ayudar a tu bebé a aprovechar al máximo su instinto de succión, será bueno ayudar a tus pezones a realizar su función natural.
Una madre que se acerca a su bebé al pecho por primera vez, le teme al dolor que pudiera sentir o a las amenazadoras grietas incluso desde antes de haber dado a luz. Y son estas molestias las que a menudo llegan a conducir al abandono completo de la lactancia materna, por desgracia. Ojalá nuestros consejos, los de otr@s y vuestra tranquilidad, os ayuden a evitar las dificultades y a disfrutar la lactancia como se puede disfrutar.
Una nota importante en pro de tu tranquilidad: el tamaño de los senos no afecta a la capacidad de producir leche. Cualquier madre, estimulando el pecho adecuadamente y con el apoyo de su familia y de los profesionales necesarios ¡produce la cantidad necesaria de leche para sus hijos!
Los primeros días en el hospital.
Quizás tendrás compañeros de habitación, tu esposo no siempre podrá estar ahí contigo, recibirás indicaciones de obstetras, comadronas y puericultoras que tal vez resulten contradictorias, luego llegarán las opiniones de parientes, amigos, visitas, el lugar, la poca intimidad… todo contribuye a una confusión que dejaréis atrás al llegar a casa, donde todo empezará a ir definitivamente mejor.
El calostro se produce inmediatamente después de expulsión de la placenta gracias a la producción de algunas hormonas, mientras que la transición entre calostro y la leche se realiza entre el tercer y el quinto día y depende de la estimulación del seno por parte de tu hijo / extractor automático o manual. Mientras no llegue la subida de la leche, el calostro será el alimento perfecto que satisfará completamente a su hijo en cantidad y calidad. Necesitas cargarte de paciencia, de tranquilidad y de confianza; con eso, todo irá bien.
Las primeras 24 horas
Un bebé recién nacido en sus primeras 24h, pasa la mayor parte de su tiempo durmiendo, mantenle en tu regazo, piel contra piel, cubriéndoos a ambos con una sábana o una colcha para evitar el frío. No lo fuerces hacia tus pechos, deja que sea él quien los busque, mostrando signos de hambre.
Después de las primeras 24 horas
Después de las primeras 24 horas de reposo post parto, verás que cambiará su actitud y estará mucho más interesado en la succión, demandará comer a menudo así que puedes ponerlo al pecho sin temor a que no salga nada y que el bebé se muera de hambre:
Cuanto más mama el bebé, más se estimula el pecho y antes llega el momento de la subida de la leche.
Si puedes evitarlo, no mandes al bebé a la nursery; es recomendable que mantengas al bebé contigo todo el tiempo posible ya que aprenderéis antes a comunicaros y comprenderás antes las necesidades de tu hijo.
Cuanto antes y más a menudo pongas al niño al pecho, antes se activarán todas las hormonas que desencadenan la lactancia.
Recuerda que la subida de la leche se produce entorno al 4º o 5º día después del parto en madres primerizas, y a los 2 o 3 días en madres que ya han amamantado a otros hijos. Ten en cuenta que, a pesar de ser personal hospitalario, algunos médicos y enfermeros pueden no tener en cuenta esta información y la espera relacionada y transmitirte cierta prisa y presión por arrancar la lactancia. Por ello, es esencial que, salvo en el caso de un bebé de bajo peso o con una pérdida de peso significativa, no le des nada que no sea calostro y leche materna. Y si realmente necesitas incorporar un suplemento de leche artificial o leche extraída, adminístralo con una jeringa y no utilice el biberón clásico. Se trata de que el bebé aprenda a succionar del seno y no que le facilitemos la tarea mediante una tetina de biberón.
Amamantarle a demanda
En los primeros días de vida, pon al bebé recién nacido al pecho tan a menudo como muestre interés en la succión y ofrécele ambos senos para estimularlos y promover la secreción de calostro.
No establezcas horarios, no mires el reloj, cada niño tiene su propio ritmo y no necesariamente tiene que seguir los establecidos por la sociedad.
Hay recién nacidos que tienen una succión voraz y rápida y en pocos minutos se quedan dormidos, mientras que hay recién nacidos que hacen dos succiones y descansan. Una comida puede tomarles incluso una hora.
Poco a poco, al aprender ambos, descubrirás cómo llevar a cabo la lactancia a demanda, tanto por parte del bebé como por tu parte, según tu capacidad de producción, sus necesidades, ritmos, digestión y vuestro vínculo.
Ofrécele el pecho a demanda, para consolar a tu hijo, cuando muestre signos de hambre, cuando esté cansado, cuando tenga gases o esté defecando, para que practique la succión y mantenga suave y reblandecida la piel de tus senos. Una pecho tenso y turgente de leche es más difícil de tomar que un pecho estimulado y blandito. Un pecho duro puede ser incluso doloroso.
Evitar el doble pesaje
Evita el doble pesaje del bebé (antes y después de comer) porque la cantidad de leche que un niño toma es diferente entre una toma y otra, y porque el pecho no solo significa alimentar a tu hijo, sino también calmar su sed, tranquilizarle, adormecerle, relajarle, e incluso estimularle el ir de vientre.
Un buen inicio de la lactancia materna y mucho coraje, es precisamente lo que hace que las lactancias difíciles duren más tiempo.
Cuidado de los senos
Para ablandar los senos utiliza compresas tibias y masajea desde la base del seno hasta los pezones. Si en los primeros días, pero también después, la succión provoca una inflamación de los pezones, solo aplique aceite esencial de propóleos entre una toma y otra y deje que el pecho se ventile lo más posible para no crear humedad y maceración de una piel ya irritada.
Si se forma una herida en el pezón , comúnmente llamada “grieta”, continúa amamantando a tu bebé, haz que tu puericultora revise la succión de tu bebé para asegurar que sea correcta y evite el dolor. Las grietas sanarán en un par de días. Aplica un poco de tu misma leche sobre el pezón para lubricarlo mientras sana.
LEER otras indicaciones sobre cómo tratar el pecho.
Cuanto más ofrezcas tus pechos al niño, más leche producirás. Puedes producir suficiente leche para tu hijo, o para dos o tres niños al mismo tiempo, ¡piensa en las nodrizas de otros tiempos! 😉
Para saber si está comiendo lo suficiente.
No le ofrezcas un biberón en lugar del pecho: si dudas que esté comiendo lo suficiente, simplemente revisa su orina: si moja 6/7 pañales en 24 horas, todo va bien. También puedes comprobar si come suficiente leche con estas tablas.
Pesar a un bebé recién nacido sin particularidades, no es necesario en absoluto.
¿Qué dificultades puedes encontrar?
Cuando surgen complicaciones de la lactancia, la mayoría de las veces se resuelven solas. Pero reconocerlas ayuda a intervenir más rápido si es necesario, y en cualquier caso contribuye a tu tranquilidad. Los atascos, las fisuras y mastitis son las más comunes .
Confía en una comadrona, puericultora o grupo de lactancia para cualquier duda o información ¡Y feliz lactancia!