Bebé Lactancia

¿Sabes qué son las fisuras mamarias?

Las fisuras mamarias son pequeñas heridas que se forman en el pezón o en la zona de piel más oscura que lo rodea, llamada areola. Al ser muy dolorosas, pueden convertir la lactancia en un momento muy desagradable y estresante para las nuevas madres.

La reacción puede ser la de espaciar demasiado las tomas, poniendo en peligro el buen comienzo de la lactancia y favoreciendo la aparición de problemas como la congestión mamaria y la mastitis.

Por ello, en este artículo veremos cómo reconocer las fisuras mamarias, cómo prevenirlas y cómo tratarlas sin dejar de dar el pecho.

En este sentido, cabe destacar que toda nueva madre, en los días posteriores al parto, debe recibir el apoyo adecuado del personal de partería para aprender las prácticas básicas de la lactancia materna y, ante todo, cómo agarrar correctamente al bebé.

Calambres en los senos: ¿cómo reconocerlos?

Las fisuras mamarias tienen el aspecto de pequeños cortes, fisuras o grietas en el pezón o la areola.

Suelen ser verticales u horizontales cuando se desarrollan alrededor del pezón y redondeadas cuando se abren en la punta. Además de ser dolorosas, las fisuras también pueden sangrar.

¿Cómo prevenir las fisuras mamarias?

1. Comprueba que tu bebé está bien sujeto

El factor más importante para prevenir las fisuras es la correcta fijación al pecho. Al principio, puede que no sea fácil: aunque tu pequeño haya hecho mucho ejercicio en la barriga, ¡necesitáis un tiempo para conoceros y practicar!

En primer lugar, coloca su naricita a la altura del pezón: de este modo, tu bebé tendrá que inclinar su cabecita hacia atrás para llevárselo a la boca. Esta posición hará que tenga que abrir bien la boca, rodeando con sus labios no sólo el pezón, sino también una buena parte de la areola (especialmente la parte inferior).

Para favorecer un buen apego, cuando acerques a tu bebé al pezón, también puedes agarrar el pecho con la mano (no el pezón ni la areola).

El factor más importante para prevenir las fisuras mamarias es la correcta fijación al pecho.

Fig 1 Agarrar el pecho (y no el pezón) con la mano o entre los dedos puede ayudar al bebé a tomar correctamente el pezón y gran parte de la areola en su boca. 

Los signos de una correcta fijación del pecho son:

  • ausencia de dolor: al principio puede sentir alguna molestia o ardor, porque sus pezones tienen que acostumbrarse. Las molestias, sin embargo, deben ser limitadas y no deben durar durante toda la alimentación. Si el dolor persiste y no cede, ¡no intentes soportarlo! En cambio, intenta mejorar el apego o la posición del bebé, posiblemente pidiendo ayuda a una comadrona o a una asesora de lactancia;
  • labios de pez»: los labios superior e inferior del bebé deben estar evertidos (es decir, vueltos hacia fuera, como la boca de un pez), y la barbilla debe tocar el pecho;
  • mejillas llenas: durante la alimentación, tu bebé no debe tener hoyuelos en las mejillas. La presencia de movimientos en la zona de la sien y la oreja, por el contrario, es un signo de que la succión se está realizando correctamente;
  • ausencia de ruidos: la producción de «chasquidos» indica que tu bebé no está bien sujeto y le cuesta mamar.

2. Evitar el desprendimiento traumático del niño

Si sientes dolor, no estás segura de que se vaya a enganchar o simplemente quieres dejar de dar el pecho, introduce un dedo (preferiblemente el meñique) en el lateral de la boca del bebé: esto te permitirá separar al bebé del pecho sin causarle dolor ni irritación.

Por otra parte, es absolutamente desaconsejable separar al bebé tirando del pezón: durante la succión, de hecho, se crea un «efecto ventosa» que puede hacer que este gesto sea muy traumático y doloroso.

3. Controla tu postura durante la alimentación

El factor más importante para prevenir las regañás es un correcto acoplamiento del pecho, independientemente de la posición que elijas para amamantar. Su postura, sin embargo, puede influir a su vez en la calidad de la fijación.

En particular, cuando tengas a tu bebé en la clásica posición de «cuna», ponte cómoda y apoya tu espalda en un soporte (por ejemplo, almohadas). Además, asegúrate de que la barriga del bebé está pegada a tu cuerpo y que su cabeza, hombros y nalgas están en la misma línea (eje oreja-hombro-cadera).

4. Mantener la tetina seca entre las tomas

Cuando tu bebé deje el pecho, lo ideal es que extiendas un poco de leche sobre el pezón y lo dejes secar al aire. También puede bastar con mojar bien el pecho antes de ponérselo.

En su lugar, deben evitarse los discos de lactancia; no obstante, si es necesario, es mejor utilizar discos de lactancia de algodón lavables en lugar de desechables.

5. Utiliza un sujetador adecuado

Un sujetador de algodón, que sujeta el pecho sin comprimirlo, favorecerá la transpiración. El estancamiento de la humedad, de hecho, puede favorecer la aparición de fisuras.

Lo mismo ocurre con la ropa, que debe ser de tejido natural y no apretar demasiado los pechos

6. Evitar la higiene excesiva

Lavar los pechos después de cada toma no sólo es innecesario, sino que incluso es perjudicial para la piel.

Lo mejor es limitarse a limpiar los pechos una vez al día, utilizando productos no agresivos en lugar de jabón común.

Fijación correcta del pecho para prevenir las fisuras mamarias

Fig. 2 Ejemplo de fijación correcta del pecho: boca muy abierta, labios evertidos, barbilla apoyada en el pecho y sin hoyuelo en la mejilla. 

¿Cómo tratar las fisuras mamarias?

Aunque es un problema muy desagradable, que puede desanimar a las nuevas madres, no es necesario dejar de dar el pecho para resolver las fisuras mamarias.

Sin embargo, lo importante es eliminar las causas de la irritación del pezón, acelerar la curación y, mientras tanto, intentar reducir el dolor durante la alimentación en la medida de lo posible.

Además de los consejos dados en el apartado anterior, hay algunos trucos adicionales para reducir el dolor y favorecer la curación de las rogaderas de la lactancia.

1. Variar la posición de las tomas

Cambiar la posición en la que se da el pecho puede proporcionar alivio a las zonas del pezón afectadas por las fisuras, mientras se espera a que se curen.

La clásica posición de «cuna», por ejemplo, puede sustituirse por la posición de «rugby».

2. Exprime un poco de leche antes de colocar al bebé

Este pequeño truco estimulará el reflejo de la bajada de la leche antes del enganche, reduciendo el dolor al inicio de la alimentación.

Una alternativa es comenzar a amamantar primero del pecho menos adolorido.

3. Aplicar la leche en el pezón después de la alimentación

La leche materna tiene notables propiedades antibacterianas y antiinflamatorias: aplicada sobre los pezones y dejada secar al aire, favorece la curación de las fisuras. Esta solución, sin embargo, debe evitarse en el caso de la cándida del pezón.

4. Aplicar una crema o aceite específico

Varios estudios han demostrado la eficacia de la lanolina para favorecer la curación de las fisuras. Esta sustancia no debe eliminarse antes de la lactancia, ya que es absolutamente inofensiva para el bebé.

Además, la aplicación de pastillas de hidrogel también parece ser muy eficaz para calmar el dolor causado por las rozaduras del pezón.

5. Acordar con el médico una terapia para aliviar el dolor

Si el dolor es muy intenso, te recetarán medicamentos analgésicos compatibles con la lactancia, como el paracetamol.

6. Busque la ayuda de una matrona o de un asesor de lactancia

En caso de que las fisuras no cicatricen o se repitan, no dudes en ponerte en contacto con una comadrona o una asesora de lactancia.

Uso de pezoneras: ¿sí o no?

Los protectores de pezones son dispositivos con una forma similar a la de las tetinas de los biberones, pero fabricados de forma que puedan adherirse al pezón, para protegerlo durante la alimentación cuando está dolorido debido a las regañás.

Estos accesorios pueden ser realmente útiles en algunos casos; sin embargo, sólo deben utilizarse bajo la indicación y supervisión de una matrona.

En cuanto al uso de pezoneras o copas de plata, las opiniones son actualmente controvertidas. La lliteratura científica sólo ofrece un estudio sobre el tema, que, sin embargo, se llevó a cabo en una muestra demasiado pequeña de mujeres para sacar conclusiones fiables.


Comentarios