El parto en el agua es una modalidad poco habitual en nuestro entorno. En algún hospital, la bañera tan venerada en el curso preparto, solo se usa como recurso para alguna madre elegida, cuando las demás salas de dilatación están ocupadas (y naturalmente sin agua dentro).
El parto en el agua tendría sin embargo unos cuantos beneficios para la parturienta. Se podría incluso afrontar el parto en el agua, solo acompañados de una comadrona valiente. En este caso, si en la familia hay otros niños, es bastante normal que asistan ellos también al parto. Se diría que su presencia puede volver el parto aún más natural. Los niños asisten en un ambiente familiar, aprenden la importancia de un nacimiento, perciben la potencia creadora del cuerpo femenino y festejan de inmediato el hermanito.
Los beneficios del parto en el agua
En el agua la mujer se mueve mucho más fácilmente. Puede pasar de una posición replegada a una más relajada sin apenas darse cuenta, siguiendo su instinto. Estos movimientos facilitan la bajada de la cabeza del bebé. Las posiciones que se pueden adoptar en el agua son múltiples, pero es recomendable probarlas antes, con la ayuda y consejo de la comadrona.
El agua es relajante, la flotación reduce el peso del cuerpo, favorece las contracciones y la circulación sanguínea, y favorece así una mejor oxigenación de los músculos uterinos. Todo ello supondrá menos dolores para la mamá y más oxígeno para el bebé.
La inmersión en el agua suele ayudar a bajar la presión sanguínea que suele subir con los nervios del momento.
El agua además favorece la producción de endorfinas que tienen un efecto analgéisco y relajante: se siente menos dolor…que no es poco!
El agua ayuda al perineo a alcanzar la elasticidad necesaria para evitar la mayor parte de desgarros o episiotomías practicadas. La relajación física favorecida por el agua ayuda a las futuras mamás a distenderse también mentalmente de tal modo que podrán concentrarse más en el nacimiento de su bebé.
Por otra parte, el agua da una sensación de seguridad y privacidad que ayuda a la madre a soltarse, liberarse de inhibiciones, nervios y miedos. Finalmente, los tiempos del parto, ventaja enorme, se reducen.
Las ventajas para el bebé
Las ventajas derivan de las de la madre: la reducción de los tiempos de trabajo que se obtiene, las endorfinas que produce la mamá y pasan a través de la placenta, vuelven el parto más confortable y menos traumático para el bebé. El agua, dicho de otro modo, resulta un entorno mucho más parecido al que el bebé está acostumbrado a estar, dentro del saco amniótico.
¿Exiten riesgos?
Aunque en los últimos años el parto en el agua se haya difundido considerablemente, aún no existen muchos estudios sobre los eventuales riesgos. Algunos estudios llevados a cabo en Europa han puesto en evidencia tasas de mortalidad similares entre el parto en el agua y el parto tradicional.
Según un estudio publicado por el Royal College of Obstetrician and Gynecologists, podría haber un riesgo teórico de embolia de la mamá debido a la entrada de agua en el circuito sanguíneo de la madre.
De acuerdo con el British Medical Journal, pudiera haber un riesgo para el bebé relacionado con la inhalación de agua sobre todo en el momento en que el bebé queda encajado en el canal del parto o cuando el cordón umbilical estuviera doblado o torsionado. Esto sucedería en casos raros porque por defecto los bebés no respiran hasta que no son expuestos al aire. Reciben pues el oxígeno a través del cordón umbilical hasta que empiezan a respirar autónomamente o bien hasta que se procede a cortar el cordón.
Otro riesgo potencial a tener en cuenta es que el cordón pueda pararse en el momento en que el bebé sea llevado a la superficie y acogido en el regazo de su madre. En ese caso es muy importante que todo sea hecho con sumo cuidado y velocidad por parte del personal.
¿Cuándo se aconseja un parto en el agua?
En general, el parto en el agua se desaconseja cuando el bebé viene de nalgas, cuando la mamá sufre Herpes, problemas de coagulación u otras infecciones o patologías (como la preclamsia).
Tampoco se aconseja en caso de partos gemelares por el riesgo de complicaciones, aunque se han documentado partos múltiples en el agua, llevados a cabo con éxito.
Finalmente, el parto en el agua tampoco se aconseja en aquellos casos en que el parto se inicie dos o más semanas antes de la fecha prevista para el evento.
Claramente todo debe ser consultado y comentado con vuestro médico y con quien vaya a seguiros durante el parto.
Si decides encarar un parto en el agua, infórmate con tiempo de qué estructuras hospitalarias lo ofrecen y, junto con tu médico, asegúrate de que estén disponibles todas las condiciones necesarias para afrontarlo con seguridad.
Algunas posiciones que facilitan el parto en el agua:
De rodillas: ponte de rodillas y cógete al borde de la bañera. Mueve los brazos hacia delante y atrás: empujándote hacia delante, dobla los brazos y levanta la cabeza, hacia atrás, relaja los brazos.
En esta posición, el punto más álgido de la contracción puede probar a sumergir la cabeza en el agua y soltar el aire.
Agachada: apoya la espalda y brazos al borde de la bañera y ponte agachada con las piernas separadas de modo a abrir bien la pelvis. Resbala hacia el fondo extendiendo las piernas y volviendo luego a la posición de partida.
Apoyada de rodillas: arrodíllate con las piernas hacia el borde de la bañera y apoya los brazos en el borde. De este modo la pelvis está inclinada hacia delante, posición que te resultará muy útil en la segunda fase del parto.
Bibliografía: Pregnancy and Childbirth de Sheila Kitzinger